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Salud mental en hostelería: malas conductas de los clientes que agotan a los camareros

Hoy es el Día Mundial de la Salud Mental y queremos dedicarle este artículo a los camareros y camareras, que...

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Salud mental en hostelería: malas conductas de los clientes que agotan a los camareros - La Viña
Salud mental en hostelería: malas conductas de los clientes que agotan a los camareros - La Viña

10 Oct

Salud mental en hostelería: malas conductas de los clientes que agotan a los camareros

Por Redacción

Hoy es el Día Mundial de la Salud Mental y queremos dedicarle este artículo a los camareros y camareras, que todos los días ponen su mejor sonrisa y nos cuidan en las cafeterías, bares y restaurantes de la ciudad. Devolvámosles ese buen trato. Os dejamos diez ejemplos de cómo tratar con respeto y empatía a los profesionales de hostelería.

 Burnout en hostelería: el gran tabú

Empecemos con un dato: desde 2016 hasta junio de 2023 las bajas por trastornos asociados a la salud mental (depresión, estrés o ansiedad) alcanzaron los 2.583.755, según los datos del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS); y, en concreto, los trabajadores de hostelería y comercio acumulan más del 12% de ellas, con 327.209 bajas en este periodo.

¿Por qué puede estar ocurriendo esto? Además de las causas que mencionamos en este artículo sobre las condiciones laborales y el sentido de pertenencia en los negocios de hostelería, los trabajadores del sector están sometidos a niveles de estrés muy elevados.

Los camareros y camareras a menudo tienen que soportar altas temperaturas, largas horas de pie, ruido y ritmos de trabajo frenéticos. Por no hablar de la exigencia emocional que supone estar en constante contacto con los clientes; un camarero puede estar teniendo el peor de sus días y, aun así, se espera que sonría y trate educadamente a los comensales. Como es lógico, esta situación a largo plazo puede provocar sentimientos de impotencia, frustración o incluso depresión, sobre todo si los comensales no le devuelven ese trato respetuoso.

En Hostelería Madrid te proponemos algunos ejemplos de cómo tratar a estos profesionales con respeto y empatía para que su trabajo sea más agradable y satisfactorio.

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Diez conductas que están en tu mano para mejorar la salud mental de los trabajadores de hostelería

“El cliente siempre tiene la razón”, menos cuando no la tiene

Seguro que has oído la expresión “El cliente siempre tiene razón”, este eslogan está muy incorporado a la cultura española y a veces puede dejar desprotegidos a los profesionales de la hostelería. Aunque solo una pequeña parte de los clientes son problemáticos, hay una serie de conductas que si se repiten a diario pueden producir un desgaste psicológico enorme. Te enumeramos algunas de esas conductas. A veces un pequeño cambio en la conducta de cada uno de nosotros puede marcar una gran diferencia.

Ejemplos de malas conductas de los clientes en hostelería y cómo mejorarlas

1. Falta de respeto o educación básica

Los camareros son personas e, igual que a ti te gusta que te den los “buenos días” o las gracias, a ellos también. Háblales de manera educada, sin gritar ni tratarles como si fueran invisibles o inferiores. Al mismo tiempo, procura no chasquear los dedos ni llamarles con un silbido, porque puede resultar ofensivo.

2. Imponer urgencias irreales

Si el restaurante o la cafetería están llenos, no te molestes por esperar 10 minutos. Como es lógico, van a tardar un poco más de tiempo en servirte, pero lo van a hacer, no hace falta decir cosas como “¿Y lo mío qué?”.

3. Antes de pedir, piensa bien lo que quieres

Hay clientes que cambian decenas de veces de opinión y hacen pequeñas modificaciones, incluso después de habérseles servido la comida en la mesa. En este sentido, observa bien la situación antes de demandar la atención al camarero. Tal vez vaya deprisa porque hay una urgencia real o esté sirviendo a otra mesa; espera tu turno y, cuando esté libre, dile lo que necesitas.

camarera hostelería bar Madrid

4. Culpar al camarero de cosas fuera de su control

Los precios, el ambiente del establecimiento o la temperatura de la comida no son responsabilidad de los camareros. A veces escuchan comentarios del tipo “Esto está frío, ¿no sabes hacer tu trabajo?”. El camarero sirve los platos, no los prepara, eso lo hace otra persona; puede que parezca obvio, pero a veces hay que explicarlo. Cuando tengas una queja, procura trasladarla con respeto y empatía, teniendo en cuenta que el camarero que recibe la queja muchas veces no es el responsable de la misma.

5. Trato desagradable, comentarios inapropiados e incluso acoso sexual

En ocasiones, las bromas o el “buen rollo” pueden pasar el límite de lo apropiado. Reírse de un camarero por su apariencia física o su forma de hablar no es admisible. Incluso los piropos, insinuaciones o miradas incómodas están totalmente fuera de lugar.

6. Quedarse más allá del horario de cierre o llegar más tarde de la hora acordada

Llegar tarde al establecimiento puede suponer que los trabajadores de hostelería tengan que quedarse más tiempo de su horario habitual. No solo hablamos de llegar al final de la jornada, sino también a los pequeños retrasos en cada turno; puede que pienses “no pasa nada, son solo 20 minutos”, pero si todos los clientes hacen lo mismo, las tareas y la hora de cierre del local pueden retrasarse mucho tiempo.

7. No dejar propina, incluso con un buen servicio

Aunque las propinas no sean obligatorias, son un reconocimiento al trabajo y esfuerzo de los camareros y cocineros que han permitido que tú disfrutes de una grata experiencia con tus amigos, pareja o familia.

camarero restaurante elegante

Conclusión: cuidar a quienes nos cuidan

La hostelería no son solo platos bien servidos, la hostelería se sostiene sobre personas que muchas veces están cansadas y trabajan bajo presión. La salud mental de quienes nos atienden en bares, restaurantes y cafeterías es una parte invisible pero esencial de la experiencia.

Como clientes, tenemos más poder del que creemos. Un saludo, una palabra amable, un gesto de respeto o una propina justa pueden parecer pequeños, pero tienen un impacto enorme en el ánimo de quienes nos sirven. Ser conscientes, educados y empáticos no cuesta nada, y suma mucho. Al final, no se trata solo de comer bien, sino de convivir mejor y de cuidar a quienes nos cuidan.


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