Los restaurantes pop-up o efímeros se han convertido en una tendencia en el mundo entero; alrededor de los años 90 aparecieron varias propuestas que demostraron que la cocina podía ir mucho más allá de satisfacer las necesidades fisiológicas de los comensales. La cocina empezaba a ser un acto de creación, en el que el plato era la obra de arte.

Los chefs empezaron a arriesgarse, a experimentar y a salir del espacio del restaurante para convertir la comida en una experiencia inmersiva mucho mayor. ¡Te contamos en qué consisten los restaurantes pop-up y damos algunos ejemplos recientes en Madrid!

¿Qué es un restaurante efímero? Origen y características

Un restaurante efímero es aquel que se crea por un tiempo breve, alrededor de un tema diferente o rompedor, en un contexto sorprendente. Restaurantes efímeros son cenas en lugares secretos de las que desconoces el menú, colaboraciones temporales entre chefs de diferentes partes del mundo para un público muy reducido o aperturas de restaurantes por unos meses sabiendo que después de ese periodo se cerrarán.

Por lo general, un restaurante efímero cumple estos cuatro requisitos:

• Temporalidad: Solo existe durante un tiempo concreto.
• Innovación: Rompe con los estándares a los que estamos habituados, ofreciendo experiencias culinarias muy diferentes o inesperadas. El cliente siente que está viviendo algo único.
• Versatilidad de lugares: Puede haber un restaurante efímero casi en cualquier espacio, no está relacionado con lugares concretos o convencionales: desde un lugar abandonado hasta unos jardines o un lugar secreto, que solo sabrás cuando llegues.
• Carta cerrada: Los platos incluidos son siempre los mismos, es decir, no se permite a los comensales elegir. Esto se debe a su carácter temporal, porque simplifica los ritmos en la cocina.

¡Te damos algunos ejemplos! Uno de los primeros (y más conocidos) restaurantes efímeros fue el Dîner en Blanc, en París. François Pasquier organizó un evento en el que cientos de personas tenían que acudir vestidas de blanco a un lugar secreto para cenar. Los comensales no sabían dónde se produciría la cena hasta el último momento. La unión de moda, gastronomía y la ubicación secreta creaban una experiencia mágica. De hecho, el evento tuvo tanto éxito que se extendió a otras ciudades del mundo en muy poco tiempo.  

Otro restaurante efímero fue El Bulli’s Food Truck, de Ferran Adrià. En el año 2000 este chef llevó su cocina molecular, ya ampliamente conocida, a las calles de Nueva York. Hasta ese momento la alta cocina había estado restringida a ambientes muy selectos, de un cierto nivel adquisitivo y con una estética muy lujosa. ¿Te imaginas andar por la calle y encontrarte un food truck con comida así? Adrià demostró la gran capacidad que tiene la cocina para adaptarse a contextos diferentes y sorprendernos.

Restaurantes efímeros en Madrid

Madrid es la capital donde se “cuece” toda la innovación gastronómica, ¿verdad? ¡Cómo no iba a haber restaurantes efímeros aquí! Te damos tres ejemplos recientes:

1. En el restaurante Don Lay, uno de los restaurantes de comida asiática más famosos y lujosos de Madrid, organizaron el año pasado un menú degustación único. Este menú lo elaboraron tres chefs con Estrella Michelin que se trajeron expresamente de China para el evento. Los comensales pudieron, durante dos días, probar sabores y texturas muy diferentes de la mano de los chefs Liang Jianyu, Zhou Songzhu y Li Yongtai (foto más arriba). El menú tenía 9 pases de comida secretos. Se trataba de una ocasión única e irrepetible.
2. El restaurante Ding Dong fue un proyecto creado por el Grupo Lamucca como un experimento gastro. Lo crearon con la idea de hacer algo mucho más transgresor y arriesgado que en el resto de sus restaurantes, ¡pero solo durante cuatro meses! Combinaba la comida callejera y el arte urbano (graffiitis y estética trash). Podéis ver en la foto que el resultado fue impresionante.
3. En invierno, el año pasado se abrió en mitad del Paseo de la Castellana un pequeño chalé alpino. En el hotel Rosewood Villa Magna se creó un espacio que imitaba a una cabaña de montaña, con vistas a la terraza del hotel, ¿te imaginas? Podías degustar platos tradicionales de la gastronomía suiza, como una fondeu de queso o un schnitzel de ternera, con vistas a la ciudad de Madrid.

Como ves, los restaurantes efímeros o pop-up suponen un cambio de mentalidad en el cliente, pues buscan crear experiencias exclusivas e irrepetibles. Los comensales quieren que los chefs les sorprendan, pero no solo con los platos, sino también con la decoración y el contexto en el que se consume la comida.

Además, desde el punto de vista culinario, los chefs pueden ser mucho más creativos, porque el riesgo económico es mucho menor, colaborando con otros artistas, chefs o diseñadores, para crear fusiones muy interesantes.

¿Qué te ha parecido este artículo? ¿Te animarías a abrir un restaurante así en tu grupo de restauración? ¡Sigue a Hostelería Madrid para estar a la última de estas y más novedades en hostelería!